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LA CARTA Karmel Almenara

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Jueves, 7 de julio de 1938 Estimada Doña Juana, Sentimos comunicarle que hoy, 7 de julio del presente año, su hijo D. Manuel Aguado Segado, fallecía a consecuencia de las heridas de mortero en el frente. Mi nombre es Valentina Quiroga, enfermera del Hospital Militar de Lanjarón y esta misiva debería terminar aquí, con la frialdad e impersonalidad oficial de tantas otras, pero llevo horas frente a este papel sintiéndome incapaz de escribirle. Necesitaba expresarle, lo menos torpemente posible, mi sentimiento de pésame y mi más sincero lamento ante el sufrimiento que estas noticias le traen. Doña Juana, Manuel llegó al hospital herido hace una semana. Ocurrió mientras recogía agua en el arroyo. Al ser de los jóvenes, tenía que hacer tareas nimias, y desgraciadamente los del bando contrario lo vieron y le tocó a él, como le podría haber tocado a cualquier otro infeliz. Al cabo de unas horas, desconcertado y dolorido, despertó del sueño clínico y tomó de la mano a la enfermera

OCHO MINUTOS Y DIECINUEVE SEGUNDOS Martín Belzunce

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Giro el picaporte, tiro de la puerta y salgo dando rápidas zancadas hacia la vereda. Agarrando fuerte el bolso, que cuelga sobre mi hombro, miro hacia la calle pero el taxi todavía no ha llegado. Estoy demasiado ansioso, tengo que calmarme, me digo. Vuelvo a mirar el bolso, que tantos meses ha esperado dentro del armario y me parece increíble que finalmente esté pasando. Lo sacudo para sacar el polvo que ha acumulado durante este tiempo. Salí tan apurado que ni siquiera me fijé si tenía todo lo necesario. Por su puesto que lo va a tener, si nunca lo toqué, pero de todas formas lo tengo que mirar, no puedo evitarlo. Lo abro y me fijo en su interior, no hay sorpresas, ahí siguen estando las mudas de ropas que prepare ansiosamente hace tiempo. Creo no haber subido de peso, por lo que me deberían ir bien. Vuelvo a mirar a izquierda y derecha pero el taxi no llega. Ya va a venir, me digo en voz alta. Esperé tanto que unos minutos más no van a cambiar nada. Miro la hora y caigo en la cue