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Mostrando entradas de octubre, 2018

EL COMEDIMIENTO EN EL ARTE DE LA FOTOGRAFÍA José L. Gutiérrez Trueba

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Siempre pensé que había vivido en cuatro casas diferentes en mi vida: con 21 me fui de la casa de mi madre, luego viví en aquel zulo con Juancar y el Gandarillas. De allí nos movimos a otro sitio más grande, no estaba muy lejos. Después ya la cosa fue a más con Maca, y nos buscamos otro lugar para vivir los dos solos. Era un apartamento de una antigua fábrica de cerámica. Un piso alto agujereado de ventanales: las chicas del sur se ponen mustias si no les da la luz del sol cuando se duchan. Nos duró bastante, casi 9 años sin romper ni un jarrón, hasta que Maca se largó. Me tenía que haber ido yo y todo hubiera sido más fácil, pero se fue ella, ¿en aquel momento quién iba a saber cómo funcionan estas cosas?; días después vino Lena, o quizás fue al revés, y fui yo el que se fue a su casa. Me lio mucho entre la primera y la segunda vez con Lena, pasó mucho tiempo. El infierno que viví con lo de las fotos hace que todo siga confuso, solo recuerdo lo mucho que nevaba. Cuando era un ni

TE PARA DOS Claudia Lozano

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Matthew Brown se sentó en el sillón grande junto a su esposa Martha, quien había empezado a quedarse dormida, tomó su taza y bebió de golpe todo el té que aún le quedaba. Puso la taza sobre la mesita de centro junto a un sobre que decía “David”, el nombre de su único hijo, después acarició la cara de ella con gran ternura y le dijo -Gracias querida Martha, por tantos años de felicidad a tu lado.- Le dio un beso breve en los labios y se abrazó a su cuerpo sintiendo una gran serenidad. En la cocina el carbón del brasero nuevo,   que el señor Brown había colocado sobre el piso de mármol media hora antes, estaba ya al rojo vivo. Esa mañana él había amanecido más cansado que nunca, no había podido dormir bien   después de que su sueño hubiese   sido   interrumpido por los gritos de terror que Martha había empezado a dar de repente durante la noche. -¿Quién es usted?, - ¿Qué, qué hace en mi cama?- le gritaba desesperada al tiempo que   le soltaba una tanda de golpes en   el c