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Mostrando entradas de 2020

EL NIÑO SECUESTRADO Carmen Blanco Olaizola

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  - ¡Amigos y compañeros! ¡Estamos aquí, frente al Palacio de Gobierno, reunidos en estos momentos difíciles por el dolor que estamos pasando a causa de la desaparición de nuestros hijos, hermanos, familiares y amigos! ¡Tenemos que pedir ayuda a nuestro Presidente y manifestar en contra de los organismos oficiales de este país, que no han hecho nada o casi nada para rescatar y devolvernos a nuestros familiares secuestrados! ¡Es inaceptable que la Policía, la Fiscalía Nacional y otras organizaciones estatales y nacionales no nos den respuesta sobre los casi 2000 niños, niñas y adolescentes desaparecidos en lo que va de año! ¡Y que al día de hoy aún hay casi 600 que no han sido localizados!   Era mi primer discurso, preparado casi a la carrera para comenzar esta manifestación y motivar a las personas que accedieron a venir para luchar juntos en contra de este flagelo que se ha hecho común en nuestro país. Había venido hasta aquí alentada por mi hermano Manuel, con la intención de mover

CAFÉ INTENSO Javier García Duran

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  Aunque apenas medio metro separaba a ambos en aquel antipático despacho, sólo se miraban por el rabillo del ojo. Muy de vez en cuando uno de los dos tosía tímidamente, como para aclararse la garganta, pero al final ninguno decía nada. Permanecían sentados, en silencio e inmóviles. Cada uno en una silla, a un lado de la mesa. Al otro se sentaba el abogado, también callado y con la cabeza gacha mirando un tocho de aburridos papeles grapados. Sólo la levantaba para mirar de vez en cuando su taza de café, al que le daba vueltas con una cucharilla para enfriarlo y disolver un azucarillo. Al menos tenían el consuelo de que no eran plenamente responsables de aquella ruptura. Él tenía una hermana. Ella tenía un hermano. Y cuando éstos irrumpieron en la vida de la pareja, su relación se derrumbó trágicamente como un castillo de arena en la playa que los hermanos siniestros habían derribado. Realmente, pensó en ese momento él sin evitar que una sonrisa amarga se dibujara en su boca, esa fue la

A MEDIANOCHE Ana Isabel Frisholm

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  Parada en la puerta, recordé que la última vez que había entrado en un casino fue el día en que lo perdí todo. La noche fría, las luces de los taxis encandilando mis ojos, los pitos del tráfico, el ruido del vaivén de las puertas giratorias. Los pasos de los zapatos de tacón y los abrigos largos, las risas, el olor a cigarrillo. Yo sentada en la orilla del andén con el maquillaje corrido por mis ojos ahogados en llanto. ¡Ya que más daba! Y esa fue la noche en que vi por primera vez a Sven, cuando él apareció a rescatar a su hermano del mismo hueco en el que estaba yo. Ese día él se acercó y me salvó, y yo le juré nunca más jugar. Pero le fallé. Me fallé a mí misma. No sé cómo pasó, no sé en qué momento sucedió. Sólo sé que pensé en Sven, en mi amor incondicional. En lo mucho que lo he querido y lo feliz que he sido con él. Supe que lo que hacía lo hacía por él, pero también supe que le había fallado.         Todo empezó con aquella llamada.   A media noche había sonado el tel

EL PAQUETE Tatiana Beca Osborne

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Nerviosita perdida llevo tres días esperando el paquete que desde que nos pusieron en cuarentena estoy que no me aguanto yo que ya me había acostumbrado a mi Javi porque quien me iba a decir a mí a mis sesenta y tantos no os digo la edad exacta para que no os asustéis que me iba a salir un novio veinte años mas joven bueno veinticinco bueno treinta ¡Y qué más da a quién le importa con quien me acueste yo vamos a mi edad voy a dar explicaciones! y bien que me echa de menos estos días cuatro semanas llevamos ya sin darle a la mandanga ja ja ja que me meo de la risa solo de acordarme de las cosas que me hace mi Javi ¡que paquetito el de mi Javi me tiene más contenta! aunque yo soy una mujer muy independiente cómo no iba a serlo después de criar a tres machos yo solita así que le he buscado sustiputo ja ja ja y ya está subiendo el de correos que también se gasta un buen paquete con mi regalito uno que me he hecho a mí misma para alegrarme el confinamiento llama al timbre pero no le abr