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Mostrando entradas de mayo, 2019

ESQUINA NEUTRAL Jael de la Luz

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Estamos frente a frente, tú en tu esquina y yo en la m í a. El campeonato está por comenzar. El público está enloquecido; espera un gran espect á culo. Los boletos se agotaron semanas atrás.   Hay quienes apostaron en dólares para tener el mejor lugar del ringside, no quieren perder un sólo movimiento . De sobra se sabe que somos enemigas dentro y fuera del cuadril á tero . Sien t o miradas pesadas cruzar nuestros cuerpos, las más intensas son de los periodistas deportivos; no es la primera vez que están a la expectativa de todos nuestros movimientos. Algunos de ellos, como si fueran paparazzis, nos han inventado escándalos para suplementos deportivos en los diarios nacionales. Si no mal recuerdo, hace cinco años una nota sobre nosotras fue viral; esa bobada hizo que casi me cagar a de la risa y tú lo supiste porque estábamos juntas cuando leímos el periódico. A ver, era una foto de un día cuando salimos de entrenar del gimnasio al mismo tiempo. Yo estoy agachada abrochando l

UN HOMBRE MACHO NO DEBE LLORAR Marijo Alba

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Mi abuela murió una tarde de otoño fría y gris, mientras el viento iba dejando un colchón de hojas sin la savia de la vida sobre los campos salmantinos. Doblaron las campanas de la iglesia, enterramos a mi abuela en el camposanto de su querido pueblo, entre los suyos, otra vida como compos para abonar la tierra. En ese momento supe que siempre estamos unidos al cordón umbilical, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, la dama con su guadaña es la que realmente lo corta. Las gotas de lluvia caían vagamente, un rayo de sol se habría paso entre las nubes para dejarnos ver un gran arcoíris, que fue a perderse más allá del monte del El Pico. Durante la semana en la que mi abuela estuvo enferma mi padre no se separó de ella. Sentado en una silla al lado de la cama sostenía su mano derecha.   —¡Madre, madre! —le gritó dibujándose en su cara el rostro del miedo.   Mi abuela no dijo nada, su boca quedó entreabierta al igual que sus ojos, la muerte no la dejó despedirse de