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Mostrando entradas de junio, 2018

LA MADUREZ A PRINCIPIOS DE SIGLO José L. Gutiérrez Trueba

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Marcia y Alejandra No había aún acabado de escribir el mensaje cuando ya le estaba llamando por teléfono, y era algo que odiaba en exceso. Si se escribe se escribe, y si se habla se habla, aunque claro, quien no se muere de ganas por escuchar las pamplinas de Marcia. Tomó las dos pastillas grandes quema grasas antes de coger el teléfono, costaba mucho tragarlas sin agua - Aleeeee, Alegaitor, cocodrilaaa mi amor, ¿has visto lo que acaba de decir esa amargada? –dijo Marcia como tarjeta de presentación - Escribir, Marcia. Escribir - Pero cómo se puede ser tan perra - Guau guau guauuuu –ladró Alejandra mientras veía el tráfico de la Castellana por la ventana de su despacho - Oye, que yo la quiero mucho ¿eh? No vayas ahora a irle con el cuento - Cree el ladrón que todos son… - Pero es una perra mentirosa –dijo Marcia interrumpiendo a Alejandra - Vamos a ver, -con una voz cargada de paciencia- ¿y por qué esta vez? - ¿Tú te crees que no haya adelgazado nada en 3 semanas? Esa foto

OTRA HISTORIA Denisse Vargas Bolaño

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El dinero que tenía apenas me alcanzó para alquilar un bote rústico que no se parece en nada al que  imaginé en las interminables semanas que antecedieron a este día.  Me levanté más tarde que de costumbre y me sorprende haber dormido tan bien, precisamente hoy.  Son las 9.10 de la mañana y estoy preparando el desayuno.  Ayer compré sólo lo que ecesitaba, si hay algo  que nunca me gustó es desperdiciar la comida. Supongo que tiene que ver con mi origen de clase media  apretada. Pero esa es otra historia. O quizás esa sea precisamente la raíz de todo lo que me ha conducido  hasta aquí, de mi inutilidad para trascender los límites de mi propia sombra . Ahora volvamos a este momento. Sobre la mesa dos huevos pasados por agua, una palta, tomate,  pan y una taza de café con leche de verdad, no el agua con sabor a pegamento diluido que te  venden en el supermercado. Pero esa también es otra historia. Es difícil imaginar si querrás saber más o preferirás borrar mi sombra. No te culparí

OJO POR OJO Claudia Lozano

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Era casi medio día, Pedro abrió desmesuradamente los ojos cuando terminó de checar en su computadora el billete de lotería. Le pareció increíble. ¡Los seis números de su boleto coincidían con los números ganadores! Lo invadieron una felicidad y una emoción indescriptibles. Pensó que quizá, a pesar de su estupidez aún podría salvar su matrimonio. En ese momento, sintió que su corazón empezaba una carrera loca dentro de su pecho cuyo martilleo sintió en la sienes . Se reclinó en su silla sintiendo un dolor agudo cuya desgarradora ruta iba desde su mano izquierda inundándole el pecho y el cuello, rematando en la base de su cabeza. En las dos últimas semanas prácticamente no había podido comer ni dormir bien, desde el día en que él mismo había puesto su vida del revés con aquella maldita apuesta. Dos semanas en las que había tenido que ser padre y madre de su hijo,   Jesús, quien no había parado de preguntar por su madre. Ya durante ese tiempo, Pedro había sentido en repetidas