LA MADUREZ A PRINCIPIOS DE SIGLO José L. Gutiérrez Trueba
Marcia y Alejandra No había aún acabado de escribir el mensaje cuando ya le estaba llamando por teléfono, y era algo que odiaba en exceso. Si se escribe se escribe, y si se habla se habla, aunque claro, quien no se muere de ganas por escuchar las pamplinas de Marcia. Tomó las dos pastillas grandes quema grasas antes de coger el teléfono, costaba mucho tragarlas sin agua - Aleeeee, Alegaitor, cocodrilaaa mi amor, ¿has visto lo que acaba de decir esa amargada? –dijo Marcia como tarjeta de presentación - Escribir, Marcia. Escribir - Pero cómo se puede ser tan perra - Guau guau guauuuu –ladró Alejandra mientras veía el tráfico de la Castellana por la ventana de su despacho - Oye, que yo la quiero mucho ¿eh? No vayas ahora a irle con el cuento - Cree el ladrón que todos son… - Pero es una perra mentirosa –dijo Marcia interrumpiendo a Alejandra - Vamos a ver, -con una voz cargada de paciencia- ¿y por qué esta vez? - ¿Tú te crees que no haya adelgazado nada en 3 semanas? Esa foto