LA REINA DE LA NOCHE Lester Gómez Medina


—Sí, diga
—Aló, Felipe.
—¡Regina!
—Llamaba para saber cómo han seguido las cosas en tu trabajo.
—Pues, los padres del chico están sumamente indignados.
—Claro, cómo no van a estarlo. Esto es inaceptable.
—Agentes de la policía se la pasaron toda la mañana en conversaciones con la directora.
—Parece ser serio. Felipe, quería aprovechar para invitarte a cenar. Y a Isabel también claro, si quisiera venir.
—Te agradezco mucho Regina, pero Isabel debe estar por llegar. Además, preparé cena para ella. Un poco de vino a la luz de las velas. Para felicitarla por su gran noche de mañana, la presentación de sus diseños, sabes. Si quieres, tú te puedes venir a comer con nosotros.
—No sé Felipe, no deseo interrumpir.
—Isabel está llegando, debo cortar.
—Hola mi amor. ¿Qué tal tu día?
—Increíble Felipe. Todo está preparado para el desfile. Tendremos nombres importantes de la industria del diseño, y algunas celebridades.
—Regina llamó para invitarnos a comer, pero le dije que…
—Felipe, Sabes que me encantan las velas, pero ¿Podrías encender la luz de la sala? necesito probarme algunos vestidos.
—Amor, ¿tienes hambre? Te hice algo de cenar. No dejemos que se enfríe.
—En la compañía nadie supo decirme qué ponerme mañana. Estoy empezando a preocuparme. Regreso en un minuto.
—Amor, recuerdas que te comenté lo del estudiante en mi trabajo.
—Sí.
—Agentes de la policía estuvieron en la oficina de la directora…
— ¿En serio?... ¿Qué te parece este vestido, Felipe?
—¡Uh! Se te ve estupendo.
—No estoy segura… Dame un momento.
—¿Qué tal este?
—Me gusta también.
—No lo sé. ¿No te parece falto de presencia?  Por dios, cómo me estresa... Hoy me he probado más de quince vestidos. Un minuto. Lo siento, me estabas diciendo que arrestaron a la directora.
—No. Dije que la policía había llegado a…
—¿Y este qué te parece? Felipe, por favor, dime algo. Me estoy desesperando. Me decías Felipe.
—Regina llamó hace un rato.
—¿La saludaste de mi parte? Qué buena idea me has dado, quizás ella podría ayudarme a elegir el vestido. Y todavía me faltan los zapatos.  Felipe ¿te importaría apagar las velas? el aroma me impide decidir.
—La comida se nos enfrió.
—¿Qué dijiste Felipe?
—Que Regina me... nos invitó a cenar. ¿Vienes Isabel?
—Ve tú Felipe, no te preocupes por mí.  No olvides apagar las velas antes de salir.

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